Es sabido que el sector agropecuario argentino es eminentemente familiar. Se estima que el 95% de las empresas del campo son familiares, con las complejidades particulares de este tipo de vínculos donde lo personal y profesional se entremezclan. A la hora del cambio generacional, únicamente el 30% de las empresas del agro argentino pasan a la 2da generación y de esta cifra solo el 10% llega a la tercera. La falta de continuidad en las empresas del sector puede atribuirse, en parte, a que 75% de la empresas del agro no tienen un plan estratégico definido a largo plazo que le aporte a responder: ¿dónde estamos? ¿a dónde queremos llegar? ¿cómo lo vamos a hacer?
Si el empresario agropecuario no sabe hacia donde va es mucho más difícil alinear expectativas con las generaciones venideras, que de por si llegan con estímulos muy distintos. Existe una gran diferencia entre abuelos que valoraban el arado de reja y vertedera y nietos que discuten la agricultura regenerativa. El desafío es construir a partir de esa diversidad transformando la forma en que planificamos y gestionamos.
Analizar la realidad de las empresas del agro con un enfoque sistémico nos permite identificar que lo peor de no saber a donde vamos es que nos impide construir los procesos para llegar a un destino que sea positivo para la empresa y la familia agropecuaria. En simples palabras, necesitamos una planificación estratégica que nos permita saber a donde queremos ir y muestre lo mas claro posible como vamos a cumplir esas metas soñadoras. Y cuando hablamos del cómo es donde nos metemos en el verdadero quid de la cuestión, porque empezamos a decidir y a tomar en cuenta los esfuerzos para alcanzar ese puerto que añoramos. Es el momento en donde se comienzan a construir bases sólidas para llegar al sueño de una empresa agropecuaria de punta, rentable y con capacidad de desarrollo.
Si hablamos de procesos, podemos meternos en un tema que hoy nos apasiona a distintas generaciones del agro: Las AgTech. La Rural de Palermo 2019 reafirmó que las AgTech llegaron para quedarse y son una corriente de innovación tecnológica que colabora a optimizar procesos elementales en todas las empresas agropecuarias, permitiéndoles mejorar y seguir creciendo. La disponibilidad de información para tomar mejores decisiones en tiempos adecuados son una arista clave de las AgTech, pero ojo, el desafío de estas será focalizar en contribuir con soluciones concretas a problemas vigentes y culturalmente aceptables.
Será fundamental, en los próximos años, tender un puente entre las innovaciones tecnológicas que agreguen valor y la cultura organizacional tradicional de las empresas familiares agropecuarias. Desde Grupo Cencerro, cuando analizamos las empresas con las que trabajamos, entendemos que primero es relevante hacer un buen diagnóstico situacional y luego, con un plan definido de procesos y gestión del cambio, lanzar las soluciones de productos y servicios del mercado para optimizar el trabajo.
El mejor ejemplo para entender, y no subestimar, la importancia de nivelar expectativas entre la cultura organizacional y las nuevas tecnologías son los sistemas de gestión (también llamados en la jerga ERP). Globalmente es conocida la estimación de que 7 de cada 10 implementaciones de software fracasan. Desde la teoría, los sistemas responden a todas las necesidades de gestión pero ¿cuántas empresas del agro usan su sistema de forma eficiente integrando contabilidad, reportabilidad y procesos productivos? Desde nuestra experiencia, muy pocas, ¿El motivo principal es la herramienta? No, son los procesos y las personas. Es fundamental primero diseñar procesos y luego capacitar y entrenar a las personas que lo llevarán a cabo para que los sistemas funcionen correctamente. El riesgo está en hacerlo al revés y, cuando eso pasa, se pone en jaque la confianza en la cultura de innovación de la organización.
Grupo Cencerro pretende ser un puente entre la cultura tradicionalista de las empresas agropecuarias y las AgTech. Es decir, apuntamos a mejorar el gerenciamiento de las empresas del agro mediante la incorporación de tecnología de punta para hacer eficiente los procesos que definen la rentabilidad del negocio. Así mismo, entendemos que la clave está en desarrollar exitosamente la cultura de la empresa para adaptarse a las nuevas prácticas, caso contrario hay una alta probabilidad de fracaso.
Creemos que estamos en un momento oportuno para seguir colaborando a profesionalizar el agro argentino. Por otro lado, estamos verdaderamente convencidos que si logramos vincular las generaciones entrantes y salientes de las empresas agropecuarias, integrándolas a la comunidad AgTech, podremos desarrollar las cadenas agroalimentarias de forma más eficiente, sostenible y, a fin de cuentas, construir un mejor país.
Etiquetas: