En el mundo de la meteorología y la climatología, ciertos fenómenos tienen un impacto significativo en el clima global y regional. Uno de ellos es el conocido fenómeno de El Niño, el cual ha sido objeto de atención y estudio debido a sus efectos en diferentes partes del mundo. En particular, en los últimos meses se ha observado un calentamiento sostenido de la temperatura del océano Pacífico, específicamente en la región costera al sur de Ecuador y en el centro y norte de Perú. Este aumento de temperatura podría indicar el inicio de un evento de El Niño, despertando la atención de científicos, agricultores y demás actores involucrados en la comprensión y predicción del clima.
El fenómeno conocido como El Niño es un evento climático relacionado con el calentamiento del Pacífico ecuatorial. Se refiere a la fase cálida de un patrón climático denominado El Niño, mientras que la fase de enfriamiento se conoce como La Niña.
La Niña, neutro o El Niño son tres fases de un complejo intercambio térmico entre el océano y la atmósfera que influyen en la variabilidad climática en diferentes regiones del mundo. Esta interacción no uniforme contribuye a generar distintos climas en Argentina, como condiciones más lluviosas en el este de la principal zona agrícola durante la primavera y condiciones más secas en el verano. Por otro lado, se observan condiciones opuestas en las tierras altas de La Puna en el noroeste argentino.
Sin embargo, es importante destacar que esta interacción no sigue una regla fija, a pesar de que muchas personas la utilizan para tomar decisiones en el sector agropecuario. La definición del clima y su pronóstico son más complejos, y los modelos, ya sean simples o complejos, requieren de múltiples variables predictivas para ofrecer detalles más precisos sobre el futuro.
El cambio de una fase a otra (La Niña, neutro o El Niño) se relaciona con diferentes estados de temperatura superficial del mar en la costa de Perú y Ecuador, desde más fríos hasta neutrales o más cálidos. A modo de referencia, podemos mencionar el extraordinario evento de El Niño ocurrido en 1982-1983, que fue muy lluvioso en la Pampa Húmeda, seguido por un periodo neutro y luego por La Niña en 1987-1988, que fue muy seco en la misma región.
Hoy en día, los meteorólogos que utilizan modelos de predicción aún tienen dudas sobre qué esperar en términos del clima durante la próxima campaña agrícola, considerando la posibilidad de un El Niño más intenso registrado hasta ahora y las condiciones cálidas del planeta en general. La clase dirigente de nuestro país espera obtener una buena cosecha para abordar los problemas económicos estructurales de Argentina
A medida que avanzamos en el conocimiento de los fenómenos climáticos como El Niño, entendemos cada vez más la importancia de su estudio para la toma de decisiones informadas. En el caso de Argentina, un país con una economía fuertemente ligada a la agricultura, comprender los patrones y las implicaciones de El Niño y La Niña es esencial para planificar y adaptarse a las variaciones climáticas. Si bien el futuro climático aún puede presentar incertidumbres, la investigación y el monitoreo continúan para proporcionar información valiosa que ayude a mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades que estos fenómenos ofrecen. Con un enfoque en la sostenibilidad y la resiliencia, Argentina puede enfrentar los desafíos climáticos y buscar soluciones que permitan un desarrollo agrícola y económico equilibrado en armonía con el entorno natural.