En la 22-23 el tambo fue uno de los mejores negocios del sector agropecuario. Es así por los resultados positivos que se vieron en las empresas con las que trabajamos, sobre todo comparándolo con lo que fue la agricultura. Podemos afirmar que, de las distintas empresas lecheras donde realizamos un seguimiento mensual durante la última campaña, en ningún mes se visualizaron márgenes brutos negativos.
Cabe recordar que esto se dio así incluyendo el fuerte impacto que tuvo el dólar soja en los costos de alimentación. Si hablamos de precios, el contexto fue bastante favorable. El valor en dólares se mantuvo por encima de los precios históricos, en esto jugó un rol importante el tipo de cambio oficial retrasado con respecto a la inflación y a la evolución del tipo de cambio paralelo. Cabe aclarar que contamos con empresas de clientes que tienen diferentes modelos de producción (mayor nivel de suplementación, pastoreo directo o mix entre suplementación y pastoreo) pero sin importar esa condición, todas se encargaron de defender su producción y conseguir buenos precios.
Grupo Cencerro ayudó a implementar con los productores una métrica que sirve para comparar el precio percibido y el precio SIGLeA (Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina) o precio promedio, el cual se forma a través de todos los informes que van brindando las usinas lácteas por las compras de leche. Es un mercado transparente en el cual las empresas que hacen gestión junto a nosotros han estado entre un 4% y 5% por encima del precio del SIGLeA. Eso y un buen nivel de producción les permitió obtener márgenes positivos pese al incremento de costos de alimentación por el mencionado dólar soja y la sequía. Otra de las diferencias que existe entre las empresas y que hay que tener en cuenta al momento de analizar sus números es la forma en la que se originan los insumos para la alimentación. Trabajamos junto a empresas que los producen para consumo propio y otras que lo compran a terceros.
Sin embargo, sin importar la modalidad, la sequía generó aumentos en los costos ya que hubo menos maíz y alfalfa. Como conclusión, teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, esta cadena productiva viene consolidando en las últimas campañas una tendencia de ser un negocio rentable para las empresas siempre que se mantengan los parámetros productivos eficientes.