¿Qué ocurre si aplicáramos rigurosamente los conocimientos económicos, financieros y organizacionales para evaluar, campaña a campaña, la temporada que hacemos en nuestros establecimientos agropecuarios? ¿Seguiríamos haciendo lo mismo?
Es probable que no haya respuesta única para estas dos preguntas y, también, que cada confitería de pueblo sea un escenario de discusiones acaloradas en las que existan múltiples bandos. Estarán los que responsabilicen al clima, con la singularidad de que no tiene nombre y apellido y, por eso, tiende a ser objeto inimputable. También estarán los que acusen a los distintos gobiernos por la falta de tacto al minar la rentabilidad de la producción con impuestasos a destiempo.
Por último, tal vez en un rincon apagado y taciturno, estén los que piensen que si las cosas salieron mal es porque en algún punto fallaron y se cuestionen si pudieron hacerlo mejor: ¿Siempre que hubo seca, a todos les fue igual de mal? ¿Siempre que hubo retenciones, todos perdieron dinero? Es evidente que la respuesta es no, y la diferencia, cuando se dejan de lado las famosas reglas del juego, es lo que cada productor hace tranqueras adentro.
La habilidad con la que cada productor entienda su negocio y vaya analizando sistémicamente su empresa define su rentabilidad, y por ende, el futuro de su organización. ¿Cuántos productores hoy saben cual es el precio de equilibrio al que tienen que vender su producción? ¿Cuántos productores hoy saben cual es la unidad de negocio que define su campaña? ¿Cuántos productores planifican y monitorean su empresa?
En Grupo Cencerro entendemos que el sector agropecuario argentino debe tomar las riendas de estos asuntos porque producir se vuelve cada día un arte más complejo.
Hemos recorrido la provincia de Buenos Aires con nuestro ciclo de charlas “¿Cómo gerenciar eficientemente mi empresa agropecuaria?” y escuchamos a decenas de productores que nos afirmaron que la falta de planificación y utilización de herramientas económico-financieras es un caso recurrente en las empresas del sector. Algunos datos relevados:
La frecuencia de revisión también prende la alarma, el 50% de los productores encuestados indica que revisa estas herramientas cada seis meses.
El panorama argentino es complejo; por un lado tenemos una coyuntura política con alta incertidumbre y por el otro, un sector agropecuario que necesita más profesionalismo en la gestión organizacional.
Nosotros preferimos quedarnos con el potencial de mejora porque somos de los que piensan que nada está perdido mientras nos quede la noción de ver la tormenta a tiempo.