Esta semana se publicó el Ag Barometer, el informe de la Universidad Austral que marca el termómetro de las expectativas de los productores agropecuarios. En síntesis, el sector agropecuario se reconoce a largo plazo de forma optimista pero se guarda sus reparos para esta campaña, que pese a figurar como record a vox populi se ve amenazada por los precios bajos de los granos y la alta incertidumbre propia de un año electoral.
Desde Grupo Cencerro siempre decimos que el riesgo no desaparece, se gestiona y es ahí donde nos queremos detener. Simplificando; lo que hoy pudo, puede y podrá gestionar el productor agropecuario es el margen bruto con el que planifica y ejecuta su campaña.
Haciendo doble-click en el informe de la Universidad Austral parece paradójico que a la cabeza de las preocupaciones estén el acceso al crédito y las tasas de interés, pero los márgenes y la gestión del negocio queden relegados a los últimos lugares.
Según el informe, el 8% de la soja y el 13% del maíz producido tuvo un valor fijado previamente en el mercado de futuros y opciones por parte del productor. Parece contradictorio evidenciar que hoy el precio de la soja perdió un 28% y el del maíz un 16%, respecto a valores del año anterior. En el mercado agropecuario de nuestro país fijar precio es una decisión que nos debemos cuestionar campaña a campaña. Si a esto le agregamos que el productor reconoce que tendrá que vender el 48% de la soja y 44% del maíz producido para hacer frente a los costos del año, habremos de visibilizar que un tema que hace doce meses no era puntualmente trascendente hoy se vuelve esencial para la viabilidad del negocio. Al no fijar precios, el productor agropecuario, en esta ocasión, decidió vender más barato. La diferencia está en quien planifica y en quien no.
Las preguntas que nos tenemos que hacer son ¿por qué hacemos más hincapié en los precios que en los márgenes? ¿por qué no incorporamos conocimiento a los establecimientos agropecuarios a tiempo? Tenemos que usar las herramientas a disposición antes de que sea tarde, antes de que la ola nos tape y no podamos seguir haciendo eso que nos apasiona, que es producir alimentos.
Afortunadamente hay quienes ven el vaso medio lleno y están dispuestos a seguir aprendiendo para mejorar. Para nosotros, esta realidad no es más que un gran desafío para seguir acompañando a los productores agropecuarios que pretenden hacerlo cada vez mejor y que sueñan con un sector agropecuario cada vez más grande, eficiente y productivo.
Fuente: Agrolink
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