Si bien existe una buena oferta de contratistas en casi todas las zonas productivas del país, también hay muchos productores que cuentan con maquinaria propia. Se trata de un segmento del agro que por lo general realiza grandes inversiones de capital, asumiendo que hoy cualquier equipo nuevo de tractor y sembradora oscila entre los 200 y 250 mil dólares. Si tenemos maquinaria propia o estamos pensando en hacer una inversión de este tipo, es preciso tener en cuenta una clave de gestión muy importante.
Con frecuencia el productor que tiene maquinaria suele pasar por alto algunos costos que la misma debe pagar (o mejor dicho, cobrar), porque prioriza el desembolso inmediato para solventar una labor como lo es el costo del combustible, mano de obra, repuestos, entre otras. Pero si pensamos en el largo plazo, tenemos que tener claro un costo importante de la maquinaria que no debemos olvidar: la remuneración de la misma a precios de mercado. ¿Qué significa esto? Que tenemos que atribuirle el mismo ingreso a la sembradora propia que si lo hiciéramos con un contratista para que venga a nuestro establecimiento a desarrollar la misma labor.
¿Cómo calculamos la remuneración de la labor realizada por nuestra propia maquinaria? Todas las actividades que requieran sus labores -agricultura, feedlot, tambo, entre otras- deben imputar dentro de sus costos el 100% de la tarifa de cada labor. Por mas que utilicemos maquinaria propia, el costo de una, y el ingreso de otra actividad, deben tomarse a precio de mercado. El objetivo de esto es, como con el campo propio, pagar el costo de oportunidad.
La importancia de este cálculo es para reconocer el pago de la amortización de los equipos del parque de maquinaria. Es un costo “no financiero” ahora pero que servirá más adelante cuando sea el momento de renovar alguno de los equipos. Por eso es importante calcularlo desde un primer momento.
Si bien calcular la remuneración de nuestra propia maquinaria es parte de un resultado económico que queda dentro de la empresa, es importante no engañarse con costos menores a los de mercado. Si analizamos con detenimiento el concepto de amortización, vemos que es una cuestión que depende en gran medida de la escala. Estamos hablando de las hectáreas u horas operativas de los equipos para licuar el costo de amortización que, indefectiblemente, debemos afrontar todos los años si queremos mantener el valor de nuestro parque de maquinaria.
En el caso de las labores agrícolas como siembra, pulverización, rastra de disco, fertilizada, etc. la alternativa está en poder hacer hectáreas más allá de las requeridas en el campo propio. Obviamente esto es un mundo aparte ya que tiene implicancias logísticas, de traslado, equipos de trabajo, personal calificado, seguros, etc. A continuación un ejemplo:
En negocios como Feedlot o Tambo, en cambio, estamos más limitados en poder agregar horas o hectáreas. Esto se debe a que dificilmente podamos “rentarle” el mixer al tambo vecino para amortizar el costo de mi maquinaria. En este caso, es posible asumir cierta pérdida económica de la unidad de negocio maquinaria debido a las pocas horas de uso de los equipos. De todas formas, esto no es excusa para llevar un correcto registro de las horas trabajadas por cada implemento para, luego de su valorización, imputar este costo a la actividad que demandó ese servicio. También debemos presupuestar y controlar el gasto real en mantenimientos, repuestos, reparaciones y service.
Si tenés maquinaria propia y te gustaría saber si contás con los números de tu establecimiento “al dedillo” podés escribirnos a [email protected] o bien llamarnos o enviarnos un mensaje al 11 6556-1020